Y ¿Cómo pudiste rodearte de
pechás de insustanciales personajes, buscadores de coplas, del ole tú y de la pandereta; o de
ignominiosos charlatanes solidarios del corta y pega?
Tú, que quisiste ser el vivo
exponente de lo mejor de cada casa, y que llevaste a gala tu intención por las
honorables actitudes, ¿Por qué te afanas en mendigar falsos afectos,
reconocimientos y amistades?
¿Por qué, quizás sintiendo un
descabellado despecho te prodigaste en el servil arte de la seducción a
cualquier precio, incluso con la disposición de perder el preciado valor de la
dignidad de mujer, parapetándote tras el derecho a la feminidad, en contra del
pensamiento que tanto defendiste, entre otras de Virginia Despentes: "La
feminidad es el arte de ser servil. Podemos llamarlo seducción y hacer de ello
un asunto de glamour. Pero en pocos casos se trata de un deporte de alto nivel.
En general, se trata simplemente de acostumbrarse a comportarse como alguien
inferior"?
¿Qué pretendes demostrar o
demostrarte con tus años? ¿Qué vives tu segunda pubertad?
¿Por qué ahora me pides que borre
tu imagen y tu nombre? ¿De donde?
¿Quizás te refieras a esa imagen
colgada en tu portada, de vulpes arrebujadas y asustadas guardando la entrada
de su virtual zorrera? Pero esa imagen, como sabes, yo no puedo hacerla
desaparecer, porque solo es tuya. Yo no he sido el autor de esa instantánea, y
nunca he tenido acceso a ese fichero.
Y si te refieres a que no vuelva
a crearte mundos de la nada, a inventarme pasados, a proyectar futuros y a construir historias comunes, ¿Recuerdas?
Pues puedes estar tranquila, ya no soy capaz de hacer tal magia. Esa virtud la
perdí cuando me comenzó a desaparecer poco a poco el amor, la entrega y la
pasión, y se me fue pegando al alma la mentira, la sinrazón y la locura.
Convendrás conmigo en que los
fantasmas del pasado no siempre son como los recordamos; a veces vienen
arrastrando pesadas cadenas, con las que tratan de envolvernos para intentar
arruinarnos el futuro.
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