Cuando el amor lo inunda todo, las dudas aparecen y amenazan
con tambalear los pilares de los sentimientos:
A veces pienso como será el final: Sé que lo veré llegar
atravesando la neblina de un mar en calma, en una mañana fría, húmeda y
desoladora.
Unas pocas palabras te servirán para justificar lo
inevitable: es lo más prudente; lo hago aunque nos duela; al final se impuso la
cordura; Siempre te querré...
Y el helador aliento del olvido se irá apoderando poco a
poco de la llama de un amor antes candente, y la aterradora oscuridad del
desencanto sé ira adueñando de la luz de la pasión y la ternura.
¡Cuánto temo amor mío que llegue ese momento de tristeza
infinita y de ruptura!
¡Cuánto temo mi amor que llegue la hora de no verte!
¡Cuánto temo mi Chispita que llegue el tiempo de perderte!